El 16 de febrero de 2005 entró en vigor el Protocolo de Kioto. Ese día las escuelas decidieron dar un toque simbólico al protocolo, por lo cual bajaron la calefacción como mínimo un grado y alentaron al alumnado y al profesorado a abrigarse. Esta fue su aportación al protocolo. Las escuelas organizaron diversas actividades educativas y recreativas para sensibilizar al alumnado, profesorado y al resto del personal, así como para fomentar el uso eficiente de la energía dentro de la escuela. La sostenibilidad energética es el auténtico mensaje del día del suéter grueso, ya que ahorrar energía equivale a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.